La inoperancia de los funcionarios públicos y de los organismos de seguridad, más la pasividad de los dirigentes ante los intereses de River y Boca, nos impidió acompañar a nuestros equipos a todas las canchas en el último semestre. Es hora de rever la situación y que se vuelvan a llenar los estadios del país.

La inoperancia de quienes debieran garantizar la seguridad de los hinchas en los estadios nos negó en el último campeonato la posibilidad de acompañar a nuestros Clubes a todos lados, con el condimento extra para los hinchas del Ciclón que no pudimos estar en Liniers para gritar campeón. Políticos, dirigentes, policías y periodistas; todos se hacen los distraídos y en lugar de hacer autocrítica y buscar una solución medular al problema de “la violencia en el fútbol” prefieren cortar por lo más delgado y castigar al hincha que es, sin dudas, lo más sano que tiene este espectáculo.

Los torneos de verano con cruces de “alto riesgo” son la fiel demostración de que ante determinados intereses económicos aquellas “razones” que se esgrimen para justificar lo injustificable pasan a un segundo plano. Bueno sería entonces que se aprovechen estos partidos de enero para que los responsables de la inseguridad nos demuestren que en este tiempo han trabajado en pos de asegurar la presencia de todos los hinchas argentinos en los estadios. ¿O acaso en estos 6 meses no han hecho nada para revertir la situación? Uno quisiera creer que si hoy se puede jugar el clásico de Avellaneda a cancha llena, con todos los condimentos particulares que tiene este partido, es porque los que hoy nos impiden acompañar a San Lorenzo a todos lados han hecho los deberes. ¿O no? ¿O si hoy se desbanda la situación en Mar del Plata tendrán un nuevo justificativo para mantener la ridícula prohibición?

Será importante en esta pelea que los dirigentes del fútbol local decidan hacerle frente a River y Boca, los únicos dos Clubes que se resisten de manera expresa al regreso de los visitantes. Son los continuos mimados del sistema los únicos con la capacidad de llenar sus estadios sólo con sus socios, lo que les resulta mucho más beneficioso desde lo económico que tener que abrir sus puertas para pocos visitantes. Además, son los dos Clubes que regularmente cuando juegan en el interior cuentan con la ventaja de tener tribunas “neutrales”, sorteando así la prohibición que recae sobre el resto de las instituciones.

Cuando el 19 de Noviembre de 2006 la A.F.A. dispuso que la jornada de fútbol de Primera División se jugara sin hinchas, la gente de San Lorenzo tomó la decisión de que las tribunas cuervas nunca estuviesen vacías. Mientras el resto de los Clubes acató la injusta medida sin chistar, algunos pocos Sanlorencistas lograron que el partido con Rasin se suspendiera y se jugara meses más tarde con público de ambas parcialidades. Luego del asesinato de Ramón Aramayo en marzo de 2009 a manos de los policías de la comisaría 44 la A.F.A dispuso que el partido se reanudara a puertas cerradas. En aquella oportunidad DeBoedoVengo fue la única Agrupación Sanlorencista que presentó acciones de amparo para impedir que se jugara sin hinchas. No tuvimos suerte y nuestro solitario reclamo quedó en la nada. Lo que ayer se tomaba como excepción y medida transitoria, en los últimos 6 meses se hizo norma. En el medio, gritamos campeón sin gente. Quizás desde el Club se pueda, una vez más, intentar tomar la posta en este sensible asunto, y abogar por el regreso de los visitantes a las tribunas. El fútbol argentino se lo merece. No nos acostumbremos a otra cosa.